Acabo de leer un post de p*tosmodernos que decía “si tu niño interior llora por cómo estás llevando tu vida adulta, entretenlo con la tablet”. En el copy, ellos hablaban de cuando se trabaja en algo que odias para pagar la hipoteca, pero a mí me resonó en otro lugar.
Para mí, este post dice algo como: si no estás contento con la vida que llevas, utiliza todo el tiempo libre en redes sociales vacías de contenido y, solo entonces, te podrás disasociar de una vida que no quieres llevar. Y me puse a pensar, una vez más, cómo tapamos los sentimientos con distracciones.
En mi caso, desde que volví a Argentina no hago más que repetirme que tengo que “sacar la basura” de adentro mío, y pasó un mes y medio y todavía no lo hago. Yo quería volver para estar más tranquila y escarbar, muy adentro mío, todas las capas superficiales que me permitieron llevar la vida que llevé por los últimos años y desasociarme de buscarle un sentido al camino.
Quería trabajar en mí, en mi desarrollo personal, en descubrir de qué quiero trabajar en el corto plazo, porque claro, no quiero cumplir 40 años y seguir siendo camarera. Sin ninguna intención de ir en contra de las personas que serán camareras o trabajarán en limpieza o en retail toda su vida, yo sé que no quiero eso. Pero entonces, ¿qué quiero?
Este mes y medio me lo pasé aplicando a cuanta oferta de trabajo random encontré en internet, incluso a algunas áreas en las cuales ya sé que no quiero trabajar. Y claramente no estoy dando con un trabajo que me apasione, ni estoy teniendo entrevistas de trabajo motivadoras.
También me la pasé durmiendo y yendo al gimnasio, porque mi cuerpo estaba tan cansado y mal tratado, que necesitaba esta inyección de hábitos saludables para recuperarse. Eso realmente no fue una mala decisión.
¿Cómo dejar de posponerme a mí misma y finalmente sacar la basura? Será algo que quiero descubrir las próximas semanas.